Obesidad infantil, la gran pandemia actual

Estudios recientes alertan del aumento de las tasas de sobrepeso y obesidad infantil en España y Europa, un problema que los profesionales del sector sanitario, califican como «la gran pandemia» de la época actual.

Esta afirmación es inquietante por las implicaciones de salud que conlleva, algunas de ellas graves, ya sea de forma inmediata o posteriormente en la edad adulta. El riesgo principal de la obesidad infantil a corto plazo es la aparición de hipertensión arterial y la elevación de los niveles de triglicéridos en sangre, dos problemas que pueden derivar en enfermedad cardiovascular.

Asimismo, existe riesgo de sufrir diabetes tipo II no insulinodependiente, que es la forma de diabetes propia de la edad adulta y que hasta ahora era muy extraño encontrar en la infancia.

Los hábitos alimenticios se aprenden en edades muy tempranas, y adquirirlos correctamente conducirá a una mejor prevención de la obesidad. Todos los alimentos están permitidos si se toman con moderación. Evidentemente, algunos, más calóricos que otros, tendrán que tomarse en cantidades limitadas, como es el caso de las salsas de acompañamiento, los embutidos, los productos de pastelería… En cuanto a las bebidas, deberá aplicarse el mismo criterio. En caso de sed, hay que beber agua; cualquier otra bebida será permitida sólo de forma extraordinaria.

El índice de masa corporal (IMC) es el indicador aceptado internacionalmente para calcular un exceso de grasa en los adultos y la fórmula es una sencilla ecuación -kg/m2-, de la que se puede extraer el grado de gravedad de la obesidad.

En el caso de los niños, se considera que un menor tiene sobrepeso cuando el IMC se encuentra por encima del percentil 85, obesidad si sobrepasa el 95 y obesidad mórbida si supera el percentil 99.

Son muchas las causas que convergen para que España sea «el país con mayor prevalencia de obesidad infantil en toda Europa», con un crecimiento «mucho más rápido» que el de EEUU en los últimos veinte años, al pasar del 30 % al 65 % de tasa de obesidad infantil, asegura.

En cuanto a las causas, el 95% de los casos de obesidad infantil responden a una predisposición, a causas genéticas y al ambiente. Hay factores como la alimentación, la escasa actividad física y la inactividad, y considera estas dos últimas como independientes, ya que a consecuencia de la inactividad o el «ocio pasivo», además de no gastar energía se consumen «alimentos que no siempre son saludables».

Obesidad infantil

Existe un «gradiente norte-sur» que hace que «los países del sur de Europa», principalmente España y Portugal, cuenten con una mayor prevalencia de obesidad, a pesar de constar con sus reconocidas «dietas atlántica y mediterránea». Por comunidades autónomas, son también las del sur de España, como Andalucía, Murcia o Canarias, las que cuentan con «más gruesos».

Por otro lado, las investigaciones indican que la obesidad es una enfermedad social, dado que las mayores prevalencias de obesidad se dan en los niveles –
Aunque se pensaba que con la crisis las familias volverían a las comidas tradicionales, vemos que van a las calorías más baratas, mientras que los alimentos que más aumentaron su precio son los más saludables.

Los niños obesos pueden presentar problemas en las articulaciones, especialmente en las rodillas, que aguantan un peso que no corresponde a su edad, y también en la piel, porque se producen rozamientos y estrías que en situación de peso normal no aparecerían.

La obesidad también tiene en ellos sus repercusiones psicológicas, pues hay que tener en cuenta la posibilidad de ser el centro de las burlas de los compañeros, por la poca preparación en los deportes o por las dificultades que tiene para vestirse. Frente a estas situaciones, el niño obeso puede encontrar consuelo únicamente en comer más, y entrará así en un círculo vicioso.

Si el niño mantiene estos principios en su alimentación y los acompaña de la práctica regular de cierto nivel de actividad física, seguramente conseguirá mantener un peso adecuado a su talla. Todo ello conlleva tiempo, paciencia y una fuerte motivación por parte del niño y la familia. Sólo un comportamiento alimenticio y un modo de vida equilibrados servirán para luchar eficazmente contra su obesidad.

La obesidad infantil «tiene consecuencias a largo, medio y corto plazo», hay que abogar por una «concienciación colectiva» de que nos encontramos ante «un problema difícil y de larga solución» que, no obstante, es «reversible siempre».

Las personas dependientes cada vez viven más y mejor

La dependencia personal es la incapacidad funcional para el desarrollo de actividades de la vida diaria y para requerir ayuda para su realización. Esa dependencia puede ser debida a su edad, a una enfermedad o a una discapacidad física, mental, intelectual o sensorial.

Estas personas tienen mermada su autonomía porque se ven afectadas las actividades de la vida diaria. Esas actividades son las llamadas básicas como comer, andar, vestirse, asearse… ó las instrumentales como usar el teléfono, tomar medicación, salir a la calle. De los cuidados recibidos dependerá su supervivencia y calidad de vida. Hay que tener en cuenta que en el caso de las personas mayores, cada vez viven más años y eso hace que haya más personas dependientes.

La alimentación y nutrición es importantísima, las necesidades nutricionales van cambiando a lo largo de la vida, lo que en nuestra infancia o adolescencia comíamos puede que no nos siente bien en edades más adultas. La actividad física cambia también porque nuestro cuerpo va perdiendo actitudes y condiciones que en otras épocas si teníamos, por eso la alimentación no es válida para todo el mundo.

Los alimentos son indispensables para el aporte de energía y nutrientes necesarios para la formación de los tejidos del organismo. Como los requerimientos nutricionales varían a lo largo de la vida las recomendaciones dietéticas deben hacerse teniendo en cuenta el índice de masa corporal y dependiendo de esos valores, estableceremos unas recomendaciones nutricionales.

Hay veces que cuesta comer bien porque hay dificultad al haber poca coordinación entre la boca y la faringe, caemos en una disfagia que conlleva desnutrición, deshidratación ó problemas de bronconeumonía por atragantamiento. En estos casos la alimentación debe ser específica con texturas suaves, agregando espesantes, incorporando gelatinas para proporcionar más agua, evitar malas posturas para comer. Los adultos mayores tienden a necesitar menos calorías a medida que van envejeciendo, ya que no son tan activos físicamente como antes y sus tasas metabólicas disminuyen. No obstante, sus cuerpos siguen requiriendo el mismo o un mayor nivel de nutrientes, líquidos y ejercicio.

ensure-nutrivigor-chocolate-400g--0A todo esto se puede agregar compuestos nutricionales que nos ayudarán a estar más enérgicos y animados. Uno de ellos es ENSURE de los laboratorios Abbott, contiene HMB compuesto que ayuda a que las estructuras moleculares que con la edad se van perdiendo estén más fuertes. El HMB es un metabolito bioactivo de la leucina que reduce la degradación de las proteínas.

Las proteínas son especialmente importantes para una buena recuperación. El cuerpo utiliza los aminoácidos de las proteínas para construir y reparar las células y los tejidos corporales. Si una persona no está bien alimentada puede ser que no tenga los recursos nutricionales― especialmente la proteína― que necesita para el trabajo «extra» que realiza el cuerpo para recuperarse. Por ello, es importante obtener la cantidad de calorías, vitaminas y minerales necesarios para apoyar dicha recuperación.
Ensure NutriVigor es un complemento alimenticio, fabricado en España, con una mezcla exclusiva compuesta por HMB, vitamina D y proteínas.

El aporte extra de calcio, vitamina D y proteínas contribuye al mantenimiento de nuestros músculos y huesos, permitiéndonos mantenerla fuerza y energía durante más tiempo para que podamos seguir haciendo las cosas que nos gustan. Beber 237 ml de Ensure todos los días ayudará a los adultos mayores a complementar su alimentación.
Mantener una excelente calidad de vida para las personas dependientes y para que no lo sean, es un objetivo que debemos perseguir y la alimentación es clave para ello. Por eso seguir unas pautas alimenticias saludables y adecuadas es una inversión estupenda para el nuestro organismo.

Salmonelosis, no sólo en verano

Es una de las enfermedades más típicas del verano, debido a que la las altas temperaturas favorecen su desarrollo. Pero sabemos realmente qué es y porqué se produce, vamos a intentar aclarar un poco más.

Es una infección ocasionada por una bacteria  conocida como salmonella que afecta el tracto intestinal. Normalmente la bacteria de la salmonella reside dentro del  intestino del ser humano y de los animales, y se desechan por medio de las heces. Los humanos se contaminan con la bacteria al consumir agua o alimentos contaminados por las heces. La salmonella también se encuentra en las carnes de aves crudas, la carne de ganado, y en ocasiones se han encontrado en frutas y vegetales sucios.

Además de los alimentos, las mascotas, especialmente los reptiles, tales como las serpientes, tortugas y lagartos son las formas más fáciles de contraer la infección. Por ello, los médicos recomiendo lavarse e incluso desinfectarse las manos después de manipular cualquier mascota, especialmente si son reptiles.

La salmonelosis ocurre más frecuentemente durante el verano.

¿Cuáles son las causas?

 La causa más común de salmonelosis es la infección a través del consumo de alimentos o agua contaminados. Al tratarse de una infección intestinal, la bacteria también se encuentra en las heces de personas infectadas, por eso la higiene personal es muy importante durante y después de pasar la enfermedad, ya que el no lavarse las manos después de ir al baño y manipular alimentos puede ser origen de infecciones en otras personas.

Los principales alimentos que pueden ser transmisores de esta bacteria son los huevos y las carnes de aves de corral, sobretodo pollo y pavo. La carne de cordero, cerdo y vacuno también pueden portar la bacteria y contaminarse si su manipulado en el matadero no se realiza apropiadamente.

La bacteria se encuentra en el tubo digestivo de estos animales además de la cloaca de las gallinas, el conducto a través del cual ponen los huevos. En el caso de los huevos contaminados, la bacteria se encuentra en la cáscara.

¿Quién y cómo se puede contraer Salmonelosis?

La infección por Salmonella comienza a presentar síntomas entre las ocho y 48 horas siguientes al contacto con la bacteria. Éstos se caracterizan por diarrea, dolor abdominal y fiebre principalmente, aunque suelen venir acompañados de náuseas, vómitos y dolor muscular.

La recuperación puede tardar entre tres y siete, días y es habitual que se produzca sin intervención médica, siempre que ese haga una rehidratación correcta, debido a la gran cantidad de líquidos que se pierden a causa de la diarrea.

Existen grupos de población donde la intoxicación por Salmonella puede tener consecuencias más graves, como en bebés y niños pequeños, embarazadas, personas mayores e inmunodeprimidos.

¿Cómo puede prevenirse?

Extremar las medidas higiénicas cuando se está en contacto con los alimentos es fundamental para evitar las toxiinfecciones alimentarias de todo tipo. Es muy posible que alimentos que no deberían ser portadores de la bacteria acaben siéndolo debido a contaminación cruzada. La contaminación cruzada ocurre cuando primero se manipula alimentos portadores de la bacteria, como huevos o carnes, y luego se manipulan alimentos sin lavarse las manos.

Sin embargo, no todo está perdido en el caso de que un alimento se nos haya contaminado accidentalmente, ya que la Salmonella es sensible a la temperatura, con lo que un correcto cocinado, asegurándonos de que el calor llega hasta el centro del alimento, será crucial para reducir el riesgo de contagio.

Por otro lado, lavarse bien las manos cuando se manipulen carnes o pescados en crudo después de estar en contacto con ellas también ayudará a reducir el riesgo de que se contaminen otros alimentos.

En el caso del huevo, la Salmonella suele encontrarse en la superficie de la cáscara. Es un error creer que lavando el huevo vamos a eliminar la bacteria y así reducir el riesgo de contagio. Todo lo contrario, el riesgo aumenta muchísimo ya que la cáscara de huevo es porosa y al contacto con el agua los poros se abren y permiten el paso de la bacteria al interior. Por ello, no es nada recomendable lavar los huevos antes de almacenarlos en la nevera.

Lo mejor para prevenirla es utilizar el sentido común:

A la hora de la compra, evita aquellos huevos sucios, con restos de plumas o excrementos y escógelos bien limpios.

No laves los huevos para su almacenamiento. En caso de hacerlo, consúmelos inmediatamente y cocínalos sin que queden crudos.

En el caso de que un trozo de cáscara entre en contacto con el huevo, hay que desecharlo si no se está seguro o cocinarlo hasta que quede bien cuajado.

Si haces mayonesa casera en verano, extrema las precauciones, no la dejes fuera de la nevera demasiado tiempo y si hay que guardarla, nunca por más de un día. Para evitar riesgos, lo más seguro es utilizar mayonesa envasada ya que el huevo que se utiliza está pasteurizado.

¿Cuál es el tratamiento?

En la mayoría de los casos la recuperación se da sin tratamiento alguno. En casos más graves puede ser necesario rehidratar a la persona o incluso darle antibióticos.

Las personas que se infectan con la bacteria de la salmonella padecen de diarrea, fiebre y cólicos abdominales de 8 a 72 horas después del contagio inicial. La diarrea producida por la salmonelosis es tan agresiva que en oportunidades produce deshidratación, la cual especialmente en los niños requieren de atención médica inmediata.

Las personas que han sufrido salmonelosis pueden ser portadoras de la bacteria durante meses, a pesar de que haya finalizado la sintomatología y la recuperación sea evidente. Por ello, no hay que descuidar los hábitos higiénicos al manipular alimentos aunque haya pasado un tiempo después de la infección.

 

Alimentación de verano, platos ligeros y mucha agua

Alimentación ligera y abundante hidratación es el secreto de tu salud en verano.

Alimentarse bien puede no parecer una cuestión estacional, ya que debemos alimentarnos bien todo el año. Sin embargo, el clima influye en nuestras necesidades nutricionales. En verano, con el aumento de la temperatura ambiental, nuestro organismo experimenta una serie de cambios que debemos considerar.

Al contrario de lo que ocurre con el frío, con el calor se enlentece el metabolismo basal y, por tanto, se gasta menos energía. Por otro lado, aumenta la transpiración para regular la temperatura corporal, de modo que se incremental la perdida de líquidos. Como consecuencia de ello, en verano necesitamos mayor hidratación y comidas más ligeras. Si nos guiamos por lo que la naturaleza nos ofrece conseguiremos una alimentación equilibrada y adecuada, que nos permitirá estar bien nutridos e hidratados y superar las vacaciones sin sustos en la báscula.

Prepárate menús ligeros y refrescantes. Las hortalizas y verduras propias del verano nos proporcionan lo necesario para preparar de forma fácil ensaladas que, por su riqueza en agua, nos rehidratarán. Además, estos alimentos nos aportan vitaminas, minerales u otros nutrientes antioxidantes que ayudan a depurar el organismo, a liberarnos de los radicales libres y a recuperar nuestras células de los daños de las radiaciones solares y, por tanto, a protegernos del envejecimiento. También son beneficiosas por su contenido en fibra, que ayuda a regular el tránsito intestinal y a prevenir el estreñimiento.

No olvidemos que una ensalada puede ser un plato único muy nutritivo, ya que en ella podemos mezclar, junto con las hortalizas (tomate, pimiento, lechuga, endivia, etc.), otros alimentos como huevo, queso, jamón, atún, pasta, legumbres, pollo o frutos secos. Aliñadas con un buen aceite de oliva o salsa vinagreta, nos aportará suficiente energía y todos los nutrientes sin añadir calorías inútiles. Tampoco hay que olvidarse, claro está, de las sopas y los purés fríos (gazpacho, vichyssoise, salmorejo…), tan nutritivos, refrescantes y fáciles de digerir.

Por supuesto, en nuestra dieta deben estar presentes todos los grupos de alimentos, por lo que también los pescados y las carnes sin grasa han de formar parte de la  alimentación, pero en este caso es muy importante la forma de cocinar. En esta época del año las cocciones deben ser más simples y hay que evitar las comidas pesadas y difíciles de digerir. La plancha, el horno, la barbacoa, la parrilla, el papillote, son técnicas que permiten cocinar con muy poca grasa y mantener mejor las cualidades nutritivas de los alimentos.