Salmonelosis, no sólo en verano

Es una de las enfermedades más típicas del verano, debido a que la las altas temperaturas favorecen su desarrollo. Pero sabemos realmente qué es y porqué se produce, vamos a intentar aclarar un poco más.

Es una infección ocasionada por una bacteria  conocida como salmonella que afecta el tracto intestinal. Normalmente la bacteria de la salmonella reside dentro del  intestino del ser humano y de los animales, y se desechan por medio de las heces. Los humanos se contaminan con la bacteria al consumir agua o alimentos contaminados por las heces. La salmonella también se encuentra en las carnes de aves crudas, la carne de ganado, y en ocasiones se han encontrado en frutas y vegetales sucios.

Además de los alimentos, las mascotas, especialmente los reptiles, tales como las serpientes, tortugas y lagartos son las formas más fáciles de contraer la infección. Por ello, los médicos recomiendo lavarse e incluso desinfectarse las manos después de manipular cualquier mascota, especialmente si son reptiles.

La salmonelosis ocurre más frecuentemente durante el verano.

¿Cuáles son las causas?

 La causa más común de salmonelosis es la infección a través del consumo de alimentos o agua contaminados. Al tratarse de una infección intestinal, la bacteria también se encuentra en las heces de personas infectadas, por eso la higiene personal es muy importante durante y después de pasar la enfermedad, ya que el no lavarse las manos después de ir al baño y manipular alimentos puede ser origen de infecciones en otras personas.

Los principales alimentos que pueden ser transmisores de esta bacteria son los huevos y las carnes de aves de corral, sobretodo pollo y pavo. La carne de cordero, cerdo y vacuno también pueden portar la bacteria y contaminarse si su manipulado en el matadero no se realiza apropiadamente.

La bacteria se encuentra en el tubo digestivo de estos animales además de la cloaca de las gallinas, el conducto a través del cual ponen los huevos. En el caso de los huevos contaminados, la bacteria se encuentra en la cáscara.

¿Quién y cómo se puede contraer Salmonelosis?

La infección por Salmonella comienza a presentar síntomas entre las ocho y 48 horas siguientes al contacto con la bacteria. Éstos se caracterizan por diarrea, dolor abdominal y fiebre principalmente, aunque suelen venir acompañados de náuseas, vómitos y dolor muscular.

La recuperación puede tardar entre tres y siete, días y es habitual que se produzca sin intervención médica, siempre que ese haga una rehidratación correcta, debido a la gran cantidad de líquidos que se pierden a causa de la diarrea.

Existen grupos de población donde la intoxicación por Salmonella puede tener consecuencias más graves, como en bebés y niños pequeños, embarazadas, personas mayores e inmunodeprimidos.

¿Cómo puede prevenirse?

Extremar las medidas higiénicas cuando se está en contacto con los alimentos es fundamental para evitar las toxiinfecciones alimentarias de todo tipo. Es muy posible que alimentos que no deberían ser portadores de la bacteria acaben siéndolo debido a contaminación cruzada. La contaminación cruzada ocurre cuando primero se manipula alimentos portadores de la bacteria, como huevos o carnes, y luego se manipulan alimentos sin lavarse las manos.

Sin embargo, no todo está perdido en el caso de que un alimento se nos haya contaminado accidentalmente, ya que la Salmonella es sensible a la temperatura, con lo que un correcto cocinado, asegurándonos de que el calor llega hasta el centro del alimento, será crucial para reducir el riesgo de contagio.

Por otro lado, lavarse bien las manos cuando se manipulen carnes o pescados en crudo después de estar en contacto con ellas también ayudará a reducir el riesgo de que se contaminen otros alimentos.

En el caso del huevo, la Salmonella suele encontrarse en la superficie de la cáscara. Es un error creer que lavando el huevo vamos a eliminar la bacteria y así reducir el riesgo de contagio. Todo lo contrario, el riesgo aumenta muchísimo ya que la cáscara de huevo es porosa y al contacto con el agua los poros se abren y permiten el paso de la bacteria al interior. Por ello, no es nada recomendable lavar los huevos antes de almacenarlos en la nevera.

Lo mejor para prevenirla es utilizar el sentido común:

A la hora de la compra, evita aquellos huevos sucios, con restos de plumas o excrementos y escógelos bien limpios.

No laves los huevos para su almacenamiento. En caso de hacerlo, consúmelos inmediatamente y cocínalos sin que queden crudos.

En el caso de que un trozo de cáscara entre en contacto con el huevo, hay que desecharlo si no se está seguro o cocinarlo hasta que quede bien cuajado.

Si haces mayonesa casera en verano, extrema las precauciones, no la dejes fuera de la nevera demasiado tiempo y si hay que guardarla, nunca por más de un día. Para evitar riesgos, lo más seguro es utilizar mayonesa envasada ya que el huevo que se utiliza está pasteurizado.

¿Cuál es el tratamiento?

En la mayoría de los casos la recuperación se da sin tratamiento alguno. En casos más graves puede ser necesario rehidratar a la persona o incluso darle antibióticos.

Las personas que se infectan con la bacteria de la salmonella padecen de diarrea, fiebre y cólicos abdominales de 8 a 72 horas después del contagio inicial. La diarrea producida por la salmonelosis es tan agresiva que en oportunidades produce deshidratación, la cual especialmente en los niños requieren de atención médica inmediata.

Las personas que han sufrido salmonelosis pueden ser portadoras de la bacteria durante meses, a pesar de que haya finalizado la sintomatología y la recuperación sea evidente. Por ello, no hay que descuidar los hábitos higiénicos al manipular alimentos aunque haya pasado un tiempo después de la infección.

 

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