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Higiene íntima: con qué frecuencia y qué productos utilizar

El término higiene proviene del nombre de la diosa Higea, que en la mitología griega era considerada protectora de la salud y a la que se le atribuía la prevención de las enfermedades.

En la época de los romanos y los griegos se tenía conciencia de la necesidad de cuidar el cuerpo y se realizaban baños colectivos con un sentido purificador, pero a la vez evocando placer. Durante el renacimiento, se creía que el agua penetraba a través de los poros de la piel y transmitía enfermedades, y que por tanto una capa de mugre podía tener un efecto protector. La limpieza corporal solo se realizaba con una toalla en las áreas visibles.

En el S. XIX, cuando se descubren las primeras bacterias, la ciencia empieza a buscar la forma de defenderse de ellas, se difunden el lavado de las manos y el baño diario con agua y jabón. A partir del descubrimiento de la relación entre enfermedad y microorganismos se divulga la idea de higiene como sinónimo de prevención.

Actualmente la higiene íntima, tanto en hombres como en mujeres, no se realiza de forma correcta, y muchas veces conlleva una serie de patologías además de mal olor.

El pH de la piel vulvo-vaginal de una mujer cambia a lo largo de su vida, algo que se debe tener en cuenta a la hora de elegir un producto para la higiene íntima.

Durante la época fértil el pH se sitúa entre 4,5 y 5; antes de la menarquia es prácticamente neutro (alrededor de 7), valor que vuelve a alcanzar en la menopausia También en la menstruación sube ligeramente (6,8 a 7,2), resultando más ácido en el embarazo (4 a 4,5). Es importante que las niñas aprendan cómo lavar sus zonas íntimas, porque ese hábito se mantendrá durante la adolescencia y la edad adulta.

Durante la menstruación, la zona genital se mantiene húmeda a causa de la sangre expulsada. Esto, unido a que el pH vaginal disminuye su acidez, puede contribuir a la aparición de infecciones en la zona, por lo que hay que extremar la higiene durante estos días. Durante el embarazo la higiene íntima es todavía más importante, porque una infección vaginal puede afectar la salud del feto.

¿Con qué frecuencia?

Lo mejor es lavar la zona una vez al día de forma externa. Cuando se habla de higiene íntima, ésta es exterior y nunca interna, ya que la parte interna tiene su propia protección e higiene natural.

No se deben utilizar esponjas, que pueden ser portadoras de gérmenes. Es preferible las manos limpias y aclarar con agua abundantemente para eliminar los restos del producto de limpieza.

Es importante después de la higiene, secarse bien la zona con una toalla siempre limpia.

Te damos una serie de recomendaciones que te resultarán útiles para evitar molestias:

  1. Utilizar ropa íntima de algodón y poco ajustada
  2. Si se usan compresas o salva-slip, cambiarlos a menudo y no mantenerlos durante todo el día. Durante el periodo, un mínimo de cada tres horas
  3. Limpiar las zonas íntimas con un producto adecuado que tenga el mínimo de perfumes o desodorantes y preserve el PH de la zona íntima y no irrite
  4. Usar papel higiénico correctamente, de delante hacia atrás y nunca, al contrario.
  5. Lavarse las manos antes y después de ir al baño
  6. En piscinas, procurar no mantener demasiado tiempo el bañador mojado.

¿Qué productos?

El producto tiene que ser el adecuado, no es lo mismo el gel de baño normal, que generalmente es demasiado agresivo para esa zona, ya que como hemos comentado el pH tiene que ser respetado en todo momento. Evitar productos con aromas, que, aunque agradables, no son adecuados.

La flora bacteriana presente en la vagina cumple una función protectora frente a patógenos externos, pero el aumento de pH provoca una disminución de esta flora, lo que tiene como consecuencia un incremento del riesgo de infección.

Por lo tanto, cuando el pH vaginal se encuentra alterado puede ser indicio de la existencia de una infección como la vaginitis, y suele estar asociado a molestias vaginales como sequedad, picor, irritación o dispareunia (dolor durante el coito). El uso de prebióticos y probióticos específicos para esta zona, es una muy buena opción.

En el hombre, la higiene es tan importante como en la mujer, en muchas ocasiones la falta de higiene en esta zona puede llegar a producir el nacimiento de hongos, bacterias e infecciones. El hombre tiene que limpiar cuidadosamente pene y testículos, así como hacer revisiones de los mismos por si pudiera aparecer algún cambio. Por tanto, utilizar también productos adecuados es también muy importante.

La higiene, en general, es una cosa importante en nuestra vida, pero en la zona íntima se debe poner una especial atención para evitar infecciones y complicaciones.