El aumento de temperatura provoca que la sangre circule peor y se acumule en las piernas, intensificando la sensación de pesadez y cansancio. El 30% de los adultos españoles se ven afectados por los síntomas de la insuficiencia venosa crónica.
Con la llegada del calor y las estaciones menos frías, los problemas de circulación de la sangre, especialmente de las extremidades inferiores, se agudizan. Así, el aumento de las temperaturas agrava los síntomas habituales de la insuficiencia venosa crónica (IVC), y las personas afectadas, generalmente mujeres, sienten en esta época del año las piernas más cansadas, hinchadas y congestionadas.
Las paredes de las venas de todo el cuerpo contienen unas válvulas diminutas que impulsan la sangre hasta el corazón. Pero si las venas pierden elasticidad y se deforman, estas válvulas no cierran bien, y la sangre, atraída por la fuerza de la gravedad, se acumula en las piernas. Con la llegada del calor, las paredes de las venas se dilatan aún más de lo usual, lo que provoca una mayor acumulación de sangre y retención de líquidos en las extremidades inferiores. Esto se traduce en una sensación de pesadez y cansancio en las piernas, más intensa en el caso de pacientes de insuficiencia venosa crónica, cuyos síntomas afectan a un 30% de los adultos en España, según datos del Capítulo Español de Flebología.
Se trata de una enfermedad benigna y controlable. No representa una amenaza grave para la salud, si bien es cierto que puede ser incapacitante y afectar a la calidad de vida personal y laboral de los enfermos. La época estival, además de repercutir más negativamente en la circulación, puede causar también malestar a los pacientes debido a las alteraciones estéticas que se producen en las piernas. De hecho, la manifestación más habitual, y a veces dolorosa, de este problema son las varices: dilataciones y alargamientos de las venas.
Junto al calor, existen varios factores que favorecen el desarrollo de la IVC, como el sobrepeso, el sedentarismo, la mala alimentación o pasar mucho tiempo de pie o sentados. Por lo tanto junto al empleo de drenantes o medias de compresión para mitigar los síntomas, si mantenemos una serie de medidas y hábitos saludables de dieta, ejercicio y cuidado de nuestras piernas, estaremos más cerca de evitar complicaciones.
Consejos para mejorar la circulación de las piernas cuando hace calor:
1. No permanecer de pie, quieto o sentado largos periodos de tiempo.
Si debemos hacerlo por trabajo o viajes largos, trataremos de mover frecuentemente los pies y las piernas, levantándonos del asiento a menudo para caminar unos cuantos pasos.
2. Piernas arriba.
Para aquellas personas que trabajen sentadas con el ordenador, es conveniente utilizar un reposapiés. En las jornadas de calor, también es recomendable elevar las piernas al mediodía y al llegar a casa por la noche. Dormir con las extremidades inferiores elevadas unos quince centímetros resulta igualmente aconsejable.
3. Aplicar ligeros masajes en piernas y tobillos.
Mientras permanecemos tumbados, podemos realizar un masaje ascendente, desde los pies hacia la rodilla, con un gel frío.
4. Mejor ducha que baño.
Para activar la circulación alternaremos duchas no excesivamente calientes (38º como máximo) con chorros fríos en las piernas. Al finalizar, aplicaremos agua fría a las pantorrillas en sentido ascendente para aliviar la sensación de pesadez.
5. Hidratar bien la piel para mantenerla elástica.
Tras la ducha, resulta conveniente aplicar en las piernas una loción o crema hidratante, mediante suaves masajes, para favorecer la circulación de la sangre.
6. No usar ropa ceñida, sobre todo en verano.
Las prendas de vestir muy ajustadas pueden dificultar el retorno venoso desde las piernas al corazón. En su lugar, debemos recurrir a ropa holgada y que transpire bien, y a un calzado cómodo.
7. Evitar los ambientes demasiado calurosos.
Lo mejor es alejarse de toda fuente de calor, ya que éste estimula la dilatación de las venas y la aparición de varices.
8. Seguir una dieta equilibrada y rica en fibra.
Tanto el sobrepeso como el estreñimiento pueden afectar a la circulación. Para prevenirlos, es clave una dieta rica en fibra, frutas, verduras y cereales; reducir al mínimo el consumo de sal para retener menos líquidos; beber más agua y evitar el tabaco y el alcohol.
9. Realizar frecuentemente ejercicio físico moderado.
Las actividades que más benefician a la circulación de las piernas son la natación o el caminar. El baile, la gimnasia y la bici también pueden ser buenas alternativas.
10. Consultar con el farmacéutico el uso de medias de compresión junto con fitoterapia oral y/o tópica con funciones drenantes.
Utilizar medias de compresión, especialmente en las horas de actividad laboral o doméstica, contribuye a aproximar las paredes de las venas, lo que favorece que la sangre ascienda correctamente. En caso de retención de líquidos, un drenante ayudará a eliminarlos y, en consecuencia, a reducir la hinchazón en las piernas.
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Si seguimos estos consejos durante todo el año, tendremos en estos meses de calor, una mejor calidad de vida que nos permita desarrollar todas nuestras actividades con mejor sintonía.