Prácticamente todos los niños en algún momento de su crecimiento tienen fiebre. Cuando empiezan el colegio, sobretodo en invierno, están expuestos a un universo de virus y bacterias que pueden producirles fiebre.
Sobre todo hay que tener claro que la fiebre no es una enfermedad, es sólo un síntoma de una enfermedad. La fiebre no es mala, es un mecanismo de defensa que tiene nuestro cuerpo para “luchar” mejor contra las infecciones, con lo cuál es beneficioso tener fiebre y no siempre es recomendable bajarla. Por supuesto sí que es recomendable aliviar las molestias que pueda sufrir el niño.
¿Cómo actuar frente a la fiebre?
Lo más importante ante un niño con fiebre es conocer cuál es la causa que la produce, y si no se conoce, tener en cuenta los síntomas que tiene para saber si hay que ir al médico o no es necesario. Para el tratamiento de la fiebre está desaconsejado usar paños húmedos, friegas de alcohol, desnudar a los niños, duchas o baños fríos. Es mejor no abrigar ni desnudar demasiado al niño con fiebre, vístele como te vestirías tú. Si el niño no tiene apetito, no importa que no coma, pero sí es esencial que beba, y si puede ser, mejor líquidos que tengan hidratos de carbono (zumos de frutas, batidos, papillas, etc.).
¿Cuándo ir al médico?
La Asociación Española de Pediatría aconseja que sería necesario recurrir al médico cuando:
• Aparezcan manchitas en la piel, de color rojo oscuro o morado, que no desaparecen estirando la piel de alrededor.
• El niño está decaído, irritado o con llanto excesivo y difícil de calmar.
• El niño presenta rigidez de cuello.
• Existe convulsión o pérdida de conocimiento. Algunos niños predispuestos (4%) pueden tener convulsiones por fiebre pero el tratamiento de la fiebre no evita estas convulsiones.
• Hay dificultad para respirar (marca las costillas y hunde el esternón, se oyen como silbidos cuando respira, respiración muy rápida, agitada, etc.).
• El niño tiene vómitos y/o diarrea persistentes o muy abundantes que causen deshidratación (lengua seca, ausencia de saliva, ojos hundidos, etc.).
• Si no orina o la orina es escasa.
Niños menores de 3 meses siempre al médico.
¿Y qué medicamento utilizar si es necesario?
La Asociación Española de Pediatría aconseja que para disminuir la fiebre y aliviar el malestar en los niños se utilicen habitualmente el paracetamol y el ibuprofeno, ya sea en gotas, en jarabe, comprimidos de chupar o en supositorios (sólo el paracetamol).
También ponen especial hincapié en los siguientes puntos:
• Nunca se debe administrar antipiréticos a modo preventivo: si no hay fiebre, no existe beneficio en administrarlos.
• Los antitérmicos pueden disminuir la temperatura entre 1 y 1,5 grados (ºC).
• El objetivo no es alcanzar la temperatura corporal normal.
• El ibuprofeno se puede utilizar a partir de los seis meses de vida.
• No dar paracetamol a un niño menor de 3 meses sin que lo haya revisado el médico.
• No es recomendable utilizar antitérmicos para prevenir una posible reacción ante las vacunas.
• El paracetamol se puede administrar cada 4 o 6 horas, y el ibuprofeno cada 6 u 8 horas. Consultar siempre las dosis adecuadas según el peso del niño.
• Es imprescindible mantenerlos fuera del alcance de los niños, ya que la ingesta de una dosis elevada produce toxicidad.
• Hay que tratar los niños febriles sólo cuando la fiebre se acompaña de malestar general o dolor.
• El ibuprofeno y el paracetamol tienen la misma eficacia para tratar el dolor y su dosificación debe realizarse en función del peso del niño y no de la edad. La combinación o alternancia de ibuprofeno y paracetamol no es aconsejable.