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En verano, las abejas y las avispas lo más lejos posible

En pleno verano, el buen tiempo nos anima a disfrutar del campo, bien paseando, montando en bicicleta, en un campamento, o simplemente tumbándonos sobre la hierba. Muchos son los peligros que podemos encontrarnos en verano, pero esta vez nos enfocaremos a una de las picaduras más habituales: las de las abejas y las avispas.

La picadura más frecuente es la de la abeja hembra, que es la que pica dejando su aguijón en la herida, para posteriormente morir. La avispa posee un aguijón liso y puede picar numerosas veces, además de mandíbulas con las que pueden morder. Ambas picaduras no suelen ser peligrosos en la mayoría de las ocasiones.

Localmente aparece una hinchazón dolorosa y blanca, rodeada de un halo rojizo volviendo a la normalidad en cuestión de pocas horas. Pero ocasionalmente se producen accidentes graves, dependiendo de la localización de la picadura, de su número o de la sensibilidad de la persona más que de la toxicidad del veneno.

Picaduras en la garganta o en la base de la lengua son las más peligrosas pues pueden obstruir totalmente las vías aéreas superiores provocando asfixia. El número de picaduras mortales es de 400 a 500 para un adulto, algo poco probable. Algunas personas son particularmente sensibles y presentan una grave reacción con sólo una picadura.

En el caso de una picadura simple, se intentará extraer el aguijón, con unas pinzas, lavar la herida con agua y jabón y aplicar un antiséptico ligero.

Para atenuar el dolor y calmar el prúrito se pueden usar cremas antiinflamatorias. Ante una picadura grave el paciente debe ser controlado de inmediato por el médico, que decidirá en su caso remitirlo a un centro hospitalario.

 

 

 

!!Cuidado con las medusas!!

Ha llegado el verano y con ello las altas temperaturas por lo que un chapuzón en el mar es más que apetecible. Pero cada vez y con mayor frecuencia se observa la presencia de medusas, especialmente, en la orilla.

Esta situación se debe a dos factores importantes. Por un lado, a la menor presencia de depredadores de medusas en alta mar. Y por otro, a la elevada temperatura del agua del mar que, por el hecho de no llover, no se enfría y tampoco recibe el agua más fría que desemboca de los ríos.

¿Cómo podemos distinguir una medusa?

La realidad es que observamos muchas medusas de tamaños diferentes, vivas o muertas, o incluso restos de tentáculos que pueden ser activos, es decir, urticantes si se los toca.
Las medusas son animales invertebrados y muy transparentes, lo que les facilita el camuflaje. Existen muchas especies diferentes y de tamaños muy variados, pero algunas de ellas son específicas del Mediterráneo.
Constan de tres partes: umbrela, brazos orales y tentáculos, donde encontramos las sustancias tóxicas que les sirven de defensa.

¿Qué pasa cuando nos pica una medusa?

Cuando la medusa toca a su presa, o nuestra piel, se produce un estímulo de sus sensores y se activan los mecanismos de la picadura, que se produce rápidamente, inyectándose la sustancia tóxica dentro de la piel.
La toxina inyectada produce un picor intenso, escozor, eritema y edema de la zona afectada. La gravedad de la picadura está en relación con la extensión de la zona afectada, la edad del paciente, su estado de salud, antecedentes de alergias…

¿Qué debe hacerse?

Ante todo precaución, intentar evitar el contacto, es decir, no meterse en el agua cuando se observa la presencia de numerosas medusas. No debemos confiarnos ni tocar fragmentos de medusas que pueden estar activos, ya que éstos tardan 24 horas de exposición al sol en desactivarse.
Si se produce la picadura, se debe mantener a la persona afectada en reposo. Se deben retirar los restos de medusa o pinchos con unas pinzas, pero nunca con los dedos. A continuación se debe lavar la zona afectada con agua de mar si es posible y, en caso de que no lo sea, hay que aplicar agua fría, pero nunca se ha de aplicar agua dulce de forma directa, sino con un plástico, durante 15 minutos.
Es muy importante no frotar la zona afectada ni tocarla con las manos. Se puede tomar algún analgésico para calmar el dolor, en caso de que éste sea muy fuerte. Si los síntomas persisten o si la picadura es severa, se debe acudir a un centro médico.
Una manera de prevenir la picadura de las medusas, aparte de evitar el baño cuando se detecta su presencia, es la utilización de productos fotoprotectores repelentes de medusa.

Consejos

En caso de picadura, mantener a la persona en reposo.
Lavar la zona afectada con agua de mar.
No aplicar nunca agua dulce de forma directa sobre la picadura.
Si los síntomas persisten o si la picadura es severa, hay que acudir a un centro médico.

Consejos para evitar la deshidratación

La deshidratación ocurre cuando se pierde más líquido que se ingiere, y el cuerpo no tiene suficiente agua y otros líquidos para llevar a cabo sus funciones normales. Perdemos agua todos los días en forma de vapor de agua en el aire que exhalamos y en el sudor, la orina y las heces. Junto con el agua, también se pierden pequeñas cantidades de sales.

Durante estos meses de calor la exposición a temperaturas ambientales elevadas puede provocar pérdida de agua y electrolitos en el organismo, dolor de cabeza, mareos, vómitos, fatiga, etc. Pero no sólo el calor aumenta las probabilidades de deshidratación en verano también se producen múltiples factores de riesgo: las gastroenteritis, las diarreas, los viajes largos en coche o en avión o el uso excesivo del aire acondicionado -que reseca el ambiente-, entre otras cosas, son causas frecuentes de deshidratación, aunque pocas veces tenidas en cuenta.

Ante una época como el verano (con calor, humedad, práctica de actividad física, etc.) en que es necesario aumentar la ingesta de líquidos, el 60% de la población declara que le resulta difícil beber lo necesario. Se detectan otra serie de conductas que aumentan la posibilidad de que no se mantenga una correcta hidratación, como es el hecho de pasar largos periodos en la playa sin beber y que además muchas personas creen que no pasa nada por no beber de manera frecuente. Teniendo en cuenta todo lo anterior, no es de extrañar que un 1 de cada 10 afirme haber sufrido deshidrataciones, el 60% de ellas en verano. Además, un escaso porcentaje de ciudadanos sabe qué pautas adoptar para mantener una correcta hidratación y ante situaciones de riesgo como las que se dan en verano (calor extremo, escasa humedad, aglomeraciones enfiestas o conciertos, etc.) sólo la mitad toma medidas especiales.

No solo tenemos que hidratarnos con agua, diversos estudios demuestran que incluir diversidad de bebidas incrementa en un 50% la ingesta de líquidos y favorece la hidratación. El sabor de las diferentes bebidas facilita beber lo necesario, así el consumir distintos líquidos y con buen sabor ayuda a hidratarse. Por ello, recuerda que…hay mil formas de hidratarse.

Debemos seguir unos consejos claves para evitar la deshidratación:

• Beber de 2 a 3 litros de líquido al día de manera continua y en pequeñas cantidades.

• Si se realizan actividades y esfuerzos físicos notables, conviene
aumentar estas cantidades y vigilar las pérdidas excesivas de líquido a
través del sudor.

• Llevar siempre a mano una botella de bebida que nos recuerde la necesidad de beber.

• No confiar únicamente en la sensación de sed ya que suele aparecer
cuando existe cierta deshidratación. Beber variedad de bebidas: agua, infusiones, refrescos, zumos, lácteos, etc. El sabor de las bebidas ayuda a beber lo necesario.

• Ingerir alimentos ricos en agua (frutas, verduras y hortalizas).

• Evitar el consumo de bebidas alcohólicas, tienen efecto diurético y
deshidratan.

• En épocas de calor intenso, además de aumentar el consumo de
líquidos, mantenerse en un ambiente fresco y ventilado.

• Vigilar la adecuada ingesta de líquido de los más vulnerables a la
deshidratación (ancianos, deportistas, trabajadores al aire libre, etc.)

• En caso de duda sobre cómo hidratarse adecuadamente, consultar a los Especialistas de la salud (médicos, enfermeros o farmacéuticos).

Controlar la pérdida de líquidos durante el tiempo caluroso, la enfermedad, o el ejercicio, y beber suficientes líquidos para reemplazar lo que se pierde es fundamental para evitar la deshidratación.