Hidratación en la menopausia

¿Te hidratas la cara? ¿Y las manos? Pues cuando llega la menopausia es importante que también incluyas cuidados especiales para hidratar tu zona íntima.

 Con la bajada de los estrógenos y su efecto beneficioso, la piel y las mucosas a nivel urinario y vulvo-vaginal sufren un importante deterioro. La mucosa vaginal se vuelve más fina y disminuye su elasticidad. El espacio de entrada (introito) se estrecha y se hace menos flexible, más rígido a la penetración. Por otro lado, la disminución hormonal también provoca una menor hidratación y circulación sanguínea en la vagina. Las consecuencias de todo ello son:

  •    Dolor durante las relaciones sexuales (dispareunia).
  •    Irritación, escozor y picor en la zona genital.

Existen geles vaginales a base de liposomas especialmente indicados en la sequedad vaginal. Los liposomas son pequeñas microesferas recubiertas de una capa lipídica que almacenan agua en su interior para luego liberarla lentamente. De este modo garantizan la hidratación vaginal durante un periodo de tiempo prolongado. Los liposomas también son capaces de atravesar las membranas celulares, lo que les permite hidratar las capas más profundas del tejido vaginal. Estos geles suelen llevar ácido hialurónico u otros compuestos, con potente efecto hidratante que forma una película líquida que previene la irritación cutánea (picor, escozor), lubrica y regenera las zonas de epitelio vaginal dañado.

Entre otros componentes, estos geles también pueden llevar soja, trébol rojo o lúpulo que favorecen la regeneración del epitelio vaginal por su efecto pseudohormonal. Y en algunos casos también asocian manzanilla o malva con efecto antiinflamatorio.

Por lo tanto, igual que cuidas tu rostro o tus manos, no dejes de cuidar la atrofia urogenital, causante de molestias genitales e incluso de síntomas urinarios.

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