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No dejes que tu espalda te amargue la vida

Hasta el 80% de las personas presentan dolor lumbar en alguna ocasión durante su vida. En la mayoría de los casos, el origen de este dolor es mecánico, y se produce por sobrecarga de la zona lumbar por esfuerzos continuos o malos hábitos posturales.

Para evitarlo se recomiendan el uso de fajas lumbares que pueden tener efectos beneficiosos de dos tipos: encamisado y térmico. Dependiendo de la intensidad del dolor y del tipo de lesión asociada al mismo, necesitará un tipo de faja lumbar que tenga un efecto más encamisado o más térmico. El uso de fajas lumbares para aliviar el dolor y por su acción preventiva siempre es recomendable sin perjuicio de las causas o tratamiento farmacológico o de otro tipo.

Posición erguida

Cuando esté de pie durante mucho tiempo, cambie la posición de los pies a menudo, ya sea colocando uno de ellos en alto o alternando su apoyo. Camine con la espalda recta y calzado adecuado (tacón ancho y bajo, puntera redondeada, suelas adecuadas, etc.).

Posición sentada

Al sentarse mantenga ambos pies en el suelo y las rodillas dobladas situadas a la altura de las caderas. Utilice una butaca cómoda, con el respaldo recto o ligeramente inclinado y con un soporte para la cabeza a ser posible.

Posición tumbada

Compruebe que el colchón es el adecuado y evite las almohadas excesivamente altas o dormir sin almohada. Las posturas aconsejadas para dormir son de lado o boca arriba, siempre con una almohada-cojín debajo de las rodillas para tenerlas en flexión.

Actividades

Siempre que vaya a coger algo del suelo, doble ambas rodillas y evite rotarlas. Evite levantar objetos pesados y nunca lo haga por encima de sus hombros. Cuando lleve equipaje o bolsas de la compra reparta la carga entre ambas manos. Al conducir acerque el asiento para llegar a los pedales cómodamente y situe ambas manos al volante. Si es profesional de la conducción deténgase cada dos horas y realice ejercicios de estiramiento durante 5 minutos.

Camine, al menos, una hora diaria, por terrenos llanos y regulares. En casa: arrodíllese o doble las rodillas al hacer la cama, súbase en algo para limpiar objetos altos, al planchar descanse una pierna en una pequeña tarima. Realice los ejercicios que le han indicado diariamente, a ser posible tras calentar la zona con agua caliente o con manta eléctrica. Los ejercicios no deberán producirle dolor. Si ocurre esto, redúzcalos a la mitad o deje de hacerlos, consultando en caso de que el dolor continúe.