Las vacunas, qué son y porqué usarlas

Sabías que… la palabra VACUNA deriva de “vaca” porque las recolectoras de leche que estaban en contacto con vacas enfermas de viruela se inmunizaban contra esta enfermedad.

Ocurrió en el año 1796 durante una de las épocas más cruentas de la viruela. El médico inglés Edward Jenner observó que las mujeres encargadas de ordeñar la leche de las vacas enfermas de viruela no contraían la enfermedad. Así pues Jenner decidió inocular a un niño llamado James Phipps  la leche que había ordeñado una de estas granjeras. El pequeño padeció durante las 48 horas siguientes los síntomas de la viruela vacuna, pero cuando le inyectaron virus de viruela humana éste no mostró ningún síntoma ni padeció la enfermedad. Esto que Jenner descubrió se llama inmunización y es la base de las vacunas.

Las vacunas se obtienen a partir de un procedimiento por el cual se inactiva o debilita el microorganismo que causa la enfermedad. Cuando la vacuna se administra a una persona hace que el cuerpo lo reconozca y produzca defensas contra la enfermedad. Si esta persona entra en contacto con el microorganismo para el cual fue vacunada, las defensas se encargarán de protegerlo para que no tenga la enfermedad o ésta sea leve.

Como padres, tomamos decisiones a diario para mantener protegido a nuestros hijos e incluso a nosotros mismos. Preparamos alimentos saludables, elegimos una silla de bebé para el coche con altos índices de seguridad, y tomamos las medidas necesarias en nuestro hogar para evitar que nuestros hijos se hagan daño. Inmunizar a nuestros hijos no es nada diferente. La inmunización es crucial para proteger la salud de nuestros hijos y la nuestra cuando por cualquier circunstancia tenemos que ir a países con riesgo de contraer alguna enfermedad.

Las vacunas son una forma segura y sencilla de mantenernos saludables. Vacunar, previene las enfermedades que podamos generar y sus consecuencias. Las investigaciones demuestran que los niños que se vacunan visitan menos al médico y tienen menos hospitalizaciones.

Inmunizar también ayuda a proteger la comunidad. Las enfermedades contra las que nos vacunamos todavía existen en muchos lugares del mundo. La polio, que se eliminó en los EE. UU. gracias a la vacunación, es aún un gran problema en Nigeria, Afganistán y Pakistán. Si dejáramos de vacunarnos, fomentaríamos el regreso a los EE. UU. de las enfermedades como la polio.

Las vacunas funcionan. Las vacunas se consideran uno de los mayores logros en materia de salud pública. Gracias a las vacunas hemos reducido los casos de polio en 99por ciento y los de sarampión en 74 por ciento. Las enfermedades como el sarampión y polio se han transformado en cosa del pasado.

Cuando pensamos en la vacunación, probablemente nos imaginamos a un médico o enfermero aplicando una inyección. No obstante, los métodos futuros para aplicar la inmunización podrían ser bastante diferentes a los que usamos hoy en día.

Las vacunas inhaladas, por ejemplo, se utilizan en algunos casos; se han producido vacunas en forma de un rocío nasal. Otras posibilidades incluyen aplicar un parche que contiene una matriz de agujas sumamente delgadas que aplican la vacuna sin necesidad de usar una jeringa. Este método  y otros son el futuro de las vacunas, pero sin perder de vista ,que lo importante es conseguir llegar al máximo número posible de población, para así erradicar enfermedades  que han sido grandes catástrofes humanitarias, y avanzar para curar otras que están llegando ahora.

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