mareo

Comienzan las vacaciones y los mareos en los viajes se multiplican

Llegan las vacaciones y los desplazamientos en transporte se multiplican. Muchos de nosotros sufrimos de los temibles mareos, que en algunas ocasiones son un grave inconveniente que nos imposibilita.

El cerebro combina información procedente de la vista, el oído interno, los músculos y las articulaciones, cuando esto no se da adecuadamente no nos podemos ubicar en el espacio y entonces nos mareamos. Nuestro cuerpo recibe información contradictoria produciéndose desorientación espacial acompañada de náuseas y a veces vómito. A este fenómeno se le llama mareo por movimiento o cinetosis.

La vista se encarga de ubicarnos en el espacio, de decirnos hacia qué dirección nos movemos. Los músculos y articulaciones nos hacen sentir la gravedad y de esta forma somos conscientes de qué es arriba y abajo. Y el oído interno nos mantiene en equilibrio. Para ello utiliza unos conductos semicirculares llenos de líquido que conforman el sistema vestibular. Según cómo se mueva el líquido se estimulan más o menos los receptores que envían señales al cerebro que interpreta nuestros movimientos.
Nos mareamos cuando viajamos en un coche leyendo porque la información que recoge el ojo no coincide con la que recoge el oído. El oído dice que estás moviéndote y desplazándote pero la vista no, porque está mirando a un punto fijo.

El cerebro está conectado a través del llamado vestíbulo espinal con el aparato digestivo. En su confusión envía órdenes a través de estos haces nerviosos y producen el denominado cuadro vegetativo, que incluye síntomas como mareo, sensación de vértigo o giro de objetos, sudoración, nauseas y vómito.

Pero quién se marea más, el copiloto no se suele marear porque al mirar a la carretera recibe información coherente con el movimiento que percibe su oído.
Sin embargo, los niños pequeños se suelen marean más porque su visión está limitada al respaldo delantero. Aunque ahora con las sillitas especiales están más elevados y pueden mirar por la ventanilla.

El que menos posibilidades tiene de marearse es el conductor, porque además de recibir información sensorial coordinada, maneja los movimientos y sabe con anticipación lo que va a suceder, lo que contribuye a mejorar aún más el equilibrio. El dimenhidrinato y otros fármacos contra el mareo inhiben las funciones cerebrales y así no se produce el cuadro vegetativo.

Los marineros, expertos en lidiar con el mareo por movimiento, recomiendan mirar a un punto fijo del horizonte, beber poquito de manera espaciada, y no tener el estómago vacío.

Se recomienda pues que, si viajas en avión, no tengas el estómago vacío, pero no montar después de una comida copiosa o rica en grasas. Además, ir montado sobre las alas del avión y mantener la mirada en un punto fijo del horizonte, para que nuestra mirada reconozca el movimiento que nos indica el oído. En coche, siempre mejor ir de copiloto y mirando por la ventanilla y en barco, situarse lo más lejos posible de los bordes (donde hay más movimiento) y, a poder ser, también fijándonos en el horizonte. Además de combinar con los fármacos que ya hemos indicado.

Con estas recomendaciones te deseamos que disfrutes de las merecidas vacaciones y que tengas un Feliz Viaje.

Consejos para evitar y tratar el mareo

• Si puedes, sitúate en la parte central del vehículo (sobre todo el barco o avión), donde menos oscilaciones se produzcan.
• Debes ir sentada, mirando al exterior y hacia delante.
• Es muy importante no realizar otras actividades (manualidades, leer…) y moverte lo menos posible.
• Si vas en coche, aumenta la ventilación del vehículo. Evita olores desagradables.
• En carretera, no hagas trayectos largos sin parar, es mejor hacer descansos a menudo. Intenta evitar la conducción brusca.
• Haz comidas ligeras y escasas.
• Existen medicamentos contra el mareo, que conviene tomar media hora antes de iniciar el viaje. Pide consejo a tu médico.

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