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Que el frío no dañe tu piel

La exposición al frío produce vasoconstricción cutánea masiva, es decir, que las venas se hacen más pequeñas llegando menos sangre a la piel. Se produce un descenso de la temperatura de la piel y se bloquean los canales del sudor.

Este mecanismo se produce para mantener la temperatura dentro del cuerpo y evitar que cambien la temperatura de nuestros órganos, que no soportan temperaturas inferiores a 37ª C. En contra partida, disminuye la movilidad y pierde elasticidad la piel por el efecto adormecedor del frío.

Aunque todo el proceso es natural y fisiológico, algunas pieles más reactivas pueden desarrollar enfermedades en la piel como consecuencia de una bajada excesiva de la temperatura.

El frío afecta severamente nuestra piel ya que rompe y erosiona la barrera cutánea y genera inflamación e infección bacteriana. Para cuidarla, hay que evitar las temperaturas extremas en aquellas personas que tienen problemas circulatorios, evitar el contacto con lanas cuando la piel no está intacta o cuando se desarrollan cuadros como dermatitis atópica o psoriasis. En cuanto a las palmas de las manos, conviene mantener una hidratación permanente a base de cremas, y evitar los lavados frecuentes con jabones con detergente y el uso exagerado de alcohol en gel.

Pero aún así, pueden desarrollarse una serie de enfermedades producidas por el frío, que es conveniente saber reconocer.

  • Cutis marmorata o piel morada: es una cambio de coloración morado en la piel que no mejora al ser calentada la misma. Suele ser consecuencia de una enfermedad arteriolar o de una hiperviscosidad sanguínea. A veces va unida a enfermedades como el lupus eritematoso sistémico, la periarteritis nudosa o una crioglobulinemia.
  • Urticaria: son ronchas o habones que salen por contacto con agua o aire frío. Aunque la causa es desconocida, a veces se asocia a algunas anomalias serológicas. El tratamiento con antihistamínicos y evitar el frío, puede llegar a controlar los síntomas.
  • Sabañones o perniosis: son lesiones inflamatorias localizadas (manos, pies, nariz, orejas) causadas por exposición continua al frío cerca de 0ºC. En casos más graves puede llegar a la formación de ampollas y ulceración. El mejor tratamiento es la prevención, aunque en casos que no es posible se trata con calor, antipruriginosos y vasodilatadores sistémicos.
  • Eritrocianosis: es una coloración azulada, oscura y dolorosa de los muslos y los glúteos de mujeres jóvenes. Se localiza en zonas donde la grasa subcutánea es muy abundante, aísla los vasos sanguíneos y hace más susceptible la piel al frío del invierno. Protegerse del frío y disminuir la grasa subcutánea son la solución.
  • Enfermedad de Raynaud: es una enfermedad de origen desconocido, que por la constricción de pequeñas arterias y arteriolas de los dedos, se produce una palidez repentina que sigue a una coloracióm azulada y enrojecimiento.
  • Lesiones por congelación: se reconocen porque la piel adquiere un color blanco azulado con un grado variable de anestesia. Las lesiones superficiales mantiene la piel blanda, pero si llega a zonas más profundas, se endurece y posteriormente salen grandes ampollas, que evolucionan a escaras o costras y autoamputación.