Consejos Almirón: Cólico del lactante y estreñimiento

Durante los primeros meses de vida del niño, su aparato digestivo madura progresivamente hasta alcanzar las características del adulto sobre los 3 o 4 años. Esta inmadurez normal, característica sobre todo del primer año de vida, facilita la aparición de situaciones, como el cólico del lactante y el estreñimiento.

Cólico del lactante

Se caracteriza por crisis de llanto, durante las cuales el bebé se encoge sobre su tripa, flexionando sus piernas y llorando desconsoladamente. Es un proceso benigno y transitorio, que ocurre en niños sano y que no tiene ninguna repercusión sobre la salud. Dado que probablemente guarde relación con la inmadurez del aparato digestivo del bebé, va a desaparecer espontáneamente a medida que el niño crece.

Estreñimiento infantil

Durante los primeros meses de vida es un problema relativamente frecuente, que puede ocasionar llanto o irritabilidad en el niño antes o durante la emisión de las heces. Un niño está estreñido cuando sus deposiciones son secas, duras y ha de realizar un gran esfuerzo para expulsarlas, independientemente de la frecuencia con la que las haga. Si la consistencia es blanda, aunque la frecuencia sea diaria o cada dos días, no debes preocuparte. En la mayoría de los casos es funcional, y no tiene repercusión alguna en su desarrollo. Al igual que el cólico, es un proceso transitorio que refleja cierta inmadurez de los movimientos del intestino y que puede acentuarse en un cambio de alimentación por diferencias de composición de la leche materna y las leches infantiles adaptadas, ya que cuando se produce la transición de lactancia materna a lactancia mixta y/o adaptada hay mayor tendencia a padecerlo.

¿Cómo proceder si se presentan?

Aun cuando son molestias digestivas transitorias que no afectan a la salud del lactante y que mejoran con la edad, el primer paso es acudir al pediatra para descartar otros problemas. Éste nos aconsejará que medidas puedan ayudar a minimizarlos.

Consejos prácticos

1.    La lactancia materna es la opción nutricionalmente óptima, pero si ésta no es posible, puede ser recomendable cambiar a una formula adaptada tipo Digest; estas presentan modificaciones para facilitar la digestión de los lactantes con cólicos y/o estreñimiento.

a.    Menor contenido en lactosa para disminuir la fermentación de los restos de este azúcar que pueden quedar en el aparato digestivo, disminuyéndose la producción de gases. Esto evita tanto la distensión como el dolor abdominal.

b.    Contener prebióticos, que son ingredientes presentes en la leche materna, que ayudan a que las heces sean más blandas y parecidas a la de los bebés alimentados al pecho.

c.    Modificación de algunas grasas para conseguir que la consistencia y frecuencia de las deposiciones sean similares a la de la leche materna.

d.    Hidrólisis parcial de las proteínas para favorecer su digestibilidad.

2.    Además de las tomas habituales, puede ofrecerse pequeñas cantidades de agua entre las tomas.

3.    Entre el 4º-6º mes, la introducción de cereales, frutas y verduras ayudará a que las deposiciones sean más blandas.

4.    Evitar que el niño trague excesivo aire, cuidando la postura en las tomas, usando tetinas adecuadas y evitando horarios demasiado rígidos; es necesario dejarle que marque su ritmo, evitando de esta manera la ansiedad a la hora de comer.

Un ambiente tranquilo o dar masajes suaves en el abdomen, pueden ayudar a mitigar su dolor y llanto. 

Consejos Almirón: Preparación del biberón

 

Las recomendaciones para la adecuada preparación de los biberones incluyen las medidas de higiene, que se deben realizar en cada toma para disminuir el riesgo de infección, y la proporción en que se deben mezclarse el agua y la leche en polvo para la correcta alimentación del bebé. Necesitarás preparar las tomas cuando te hagan falta, ya que no se recomienda conservar o congelar las fórmulas lácteas reconstituidas.

1.    Lava y esteriliza los biberones y tetinas según las instrucciones del envase. Lávate las manos y limpia todas las superficies para evitar que se extiendas los gérmenes.

2.    Puede utilizarse agua del grifo o agua mineral embotellada, siendo recomendable en este caso que sea de baja mineralización. Para el agua del grifo, es recomendable hervirla, siendo suficiente con 1-5 minutos. Se debe dejar enfriar a temperatura ambiente antes de preparar el biberón, para garantizar que algunos de los componentes de la leche (por ejemplo, vitaminas) se mantengan intactos.

3.    Para que la dosis de la exacta, utiliza siempre el cacito que acompaña al producto y enrasa la cantidad de polvo (que es generalmente 1 medida o cacito raso por 30 ml de agua). No hacerlo de forma correcta puede dar lugar a problemas de sobrealimentación o deshidratación. Si no hay enrasador, hazlo con un cuchillo limpio y seco. Con comprimas de más el polvo del cacito.

4.    Primero se añade el agua y luego el polvo que corresponda, nunca al revés.

5.    Enrosca la tapa del biberón y agita bien para disolver el polvo en el agua, para evitar la formación de grumos.

6.    Comprueba la temperatura dejando caer gotas en la muñeca. Si es necesario calentar el biberón, se debe hacer al baño maría, bajo el chorro de agua caliente o por medio de un calentador. Los microondas calientan más el contenido que el biberón, con lo que puede ser fácil quemar la boca del bebé.

7.    Se recomienda utilizar la toma preparadas en las siguientes 2 horas como máximo. Una vez utilizada, tira la leche que haya quedado sobrante, lava los biberones y tetinas y vuelve a esterilizar, listo para la próxima toma.

Recuerda que la leche materna es la mejor alimentación para el bebé y le aporta innumerables beneficios. Es importante que, antes y durante el periodo de lactancia, realices una dieta sana y equilibrada. La combinación del pecho y el biberón en las primeras semanas de vida puede reducir la producción de leche materna, y dar marcha atrás en la decisión de no dar el pecho difícil.

Consejos Almirón: Lactancia materna

 

La lactancia materna es la forma de nutrición natural para el lactante y sus ventajas nutritivas, inmunitarias y psicológicas, tanto para el lactante como para la madre son conocidas. Por tanto, la alimentación al pecho puede y debe iniciarse lo antes posible, tras el parto, lo que estimula la producción de leche materna.

 

Como amamantar a un bebé

El éxito y posterior satisfacción de lograr una adecuada lactancia materna depende en gran medida de que la posición al colocar el bebé al pecho sea la correcta. Ante todo, debes estar cómoda, situando al bebé lo más cerca posible de ti, para evitar molestias de espalda, daños en los pezones y permitir una succión eficaz de niño, que de esta forma realizará correctamente la toma  y se sentirá satisfecho. Sea cual sea la postura elegida se debe acercar el bebé a la madre y no al contrario y garantizar que succiona adecuadamente, para evitar tragar aire. La madre puede estimular la boca del niño con el pezón y cuando la boca del niño esté bien abierta acercará el pecho facilitando el enganche del niño.

El niño debe abarcar con su boca el pezón y parte de la areola mamaria, no siendo necesario que la madre utilice su mano libre para liberar la nariz del niño. Éste es capaz de respirar tranquilamente al tiempo que mama, aunque tenga la nariz y la barbilla pegados al pecho, que es la colocación correcta. No debe tirar el pezón ni hacia abajo ni hacia los lados.

Se ofrecerá en primer lugar al niño el pecho por el que había terminado la toma anterior; así el niño tomará de ese primer pecho hasta que él mismo suelte el pezón, no limitando el tiempo de toma, ya que sólo él sabe cuándo se ha quedado satisfecho. Si el bebé no suelta el pezón, nos ayudaremos de un dedo para facilitar el apartarle del mismo, no debiéndose retirar al niño tirando de él.

Entre tomas de pecho y pecho, se puede aprovechar para facilitar el eructo del niño (y eliminar el posible aire que haya tragado el succionar) y, si es necesario, cambiar el pañal del bebé. Tras ese pequeño descanso, ofrécele al niño el segundo pecho, aunque, en ocasiones, el bebé quedará saciado sólo con un pecho. No debemos forzar al bebé a tomar el segundo pecho.

Duración de la toma

En fases iniciales, el niño puede demandar la lactancia con mucha frecuencia, incluso cada hora y hora y media la primera semana. Progresivamente, el niño mismo empezará a espaciar las tomas y, a partir del 2º-3º mes, comenzará a identificar el descanso nocturno. En las tomas nocturnas, facilitaremos que sean tranquilas y en silencio, para que, posteriormente, el niño se duerma con facilidad y pueda descansar la madre.

¿Hasta cuándo la lactancia materna exclusiva?

La Organización Mundial de la Salud recomienda la lactancia materna exclusiva hasta al menos los 6 primeros meses. En el caso de que ésta no sea posible, su pediatra le recomendará la opción más adecuada.

Leche materna: ¿se puede conservar?

Efectivamente la leche materna se puede extraer con la ayuda de un sacaleches o manualmente y conservarla para su uso posterior en la nevera o el congelador. Es más, os animo a ello, porque la leche materna es mejor que ninguna para vuestro hijo (siempre que  no esté desaconsejado).

 
  • Tiempo de almacenamiento: como la leche materna tiene propiedades antibacterianas,  permiten su conservación por periodos prolongados de tiempo en determinadas condiciones.
    • A temperatura ambiente: el calostro a 27 – 32º dura 12h; la leche a 15º dura 24h, a 19-22º dura 10 h, a 25º dura 6h y 30-38º dura 4h
    • Refrigerada (nevera 0-4º): 8 días
    • Congelada: en una nevera tipo combi 3-4 meses, en nevera con congelador incorporado 2 semanas y en congelador separado tipo industrial con temperatura constante 6 meses o más
  • Tipos de envase: la leche materna extraída debe ser almacenada siempre en envases destinados para uso alimentario, lavados con agua caliente y jabón, aclarados y bien secados (también lavavajillas). Los mejores envases para la congelación son los de cristal, luego los de plástico duro, y también existen unas bolsas especialmente comercializadas para este uso.
  • Descongelar y calentar: se puede descongelar bajo el chorro de agua fría primero, y luego ir aumentando gradualmente la temperatura del chorro hasta que esté la leche caliente (agitar antes de probar la temperatura). Otra opción es calentarlo sumergiendo el recipiente en otro de agua caliente, pero nunca calentar directamente o en el microondas. La leche descongelada puede conservarse en la nevera 24h, pero nunca volver a congelar.

Otra ventaja es que aunque le das leche materna, ¡¡no tiene porque ser la madre la que alimente al niño!!